Gran Canaria. Santa Brígida. 9 de marzo
(sesión 34)
Mermado y sin aliento, medio muerto y enfermo (bueno, tampoco será tanto) me llegan a Santa Brígida, un municipio en el que están arreglando las calles o que todavía no las han puesto a nuestra llegada, ¿a qué hora se levantará esta gente?
El lugar elegido es un restaurante de esos que mi barrio se les llama “de comida rara”. Rara era, a mis ojos de incauto provinciano, buena, también estaba, doy fe. La Carpintería. Personas de las inmediaciones, bien merece la pena, para la próxima sesión para adultos que se haga, acercarse sin prisas, cenar con calma y darse luego un buen atracón de palabras con la barriga llena. Sinceramente lo aconsejo.
(sesión 34)
Mermado y sin aliento, medio muerto y enfermo (bueno, tampoco será tanto) me llegan a Santa Brígida, un municipio en el que están arreglando las calles o que todavía no las han puesto a nuestra llegada, ¿a qué hora se levantará esta gente?
El lugar elegido es un restaurante de esos que mi barrio se les llama “de comida rara”. Rara era, a mis ojos de incauto provinciano, buena, también estaba, doy fe. La Carpintería. Personas de las inmediaciones, bien merece la pena, para la próxima sesión para adultos que se haga, acercarse sin prisas, cenar con calma y darse luego un buen atracón de palabras con la barriga llena. Sinceramente lo aconsejo.
Y bueno, allí, en un sótano tranquilo, apto para la práctica de la narración entre personas agradecidas y las palabras saliéndome de la boca como la gripe que ando incubando les deja, ponemos el broche final a la aventura Canaria de la que salgo vivo, y contento.
A más tardar, vuelvo por allí en mayo para seguir dando la lata con el II Itinerario de cuentos eróticos por Vegueta (el casco antiguo de Las Palmas) y para estar en el Maratón de la Plaza de las Ranas y más cosas.
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