martes, 13 de noviembre de 2007



Cádiz. Biblioteca Pública. 10 de noviembre 2007.
(sesión 185)

A estas alturas uno se siente ya de aquí. Me tengo que ir, mecachis. Ahora que sé dónde esta La Gorda te da de comer, que se come de maravilla, así tapitas sueltas. Y dónde están las librerías de libros viejos. Y el jamoncito eso con el vinito... ay.

La sesión de la mañana, por los antecedentes que me habían comentado los compañeros, se presentaba peluda. Pero hicimos un plan. Desde la biblioteca, preocupados porque aquello no fuera un mercado de verduras, pusieron todo de su parte y atacamos al ruido y la dispersión por todos los flancos:
1.-No se contó en la sala infantil que es un espacio bonito, pero donde los niños están habituados a campar a sus anchas (como debe ser).

2.-Llevamos los cuentos al salón de actos, que era un espacio distinto y donde había SILLAS para todos. No entenderé nunca por qué los niños no tienen derecho a silla y se les amontona en el suelo. Señores, que son personas también, aunque de menor tamaño, pero personas.

3.-Los adultos estaban sentados con sus hijos. Esto era posible porque yo estaba sobre una tarima y podían verme bien. Así los niños estaban con sus padres y los padres no estaban con otros padres al final, charlando.

4.-Salió Jose, el encargado de la actividad aquel día y pidió tres cosas:
-Que se apagaran lo móviles.
-Que necesitábamos silencio.
-Que los niños no caminaran por la sala.

Creo que hubo otros detalles, pero con estos ya está bien por hoy para hacer llegar un mensaje de esperanza a las bibliotecarias y bibliotecarios preocupados por el nivel de ruido sus sesiones de cuentos: Poco a poco, compañeros, poco a poco, pero orientando.



La cosa salió bien, sí señor. Otro éxito para Supernani.
Seguiremos sembrando la paz, la palabra y la justicia por el universo.
Literatura infantil y juvenil en la SER.
Viernes 9 de noviembre 2007


En La ventanta del Ocio con Mónica Rendón seguimos con Carles Cano, bueno, con sus libros.
Esta vez le tocó a:

¿Dónde está la nariz de Pinocho?
Carles Cano

Un buen día Pinocho perdió la nariz...
Y la busca por todas partes pero no aparece.
Pega carteles, ofrece recompensas, se hace entrevistar en las televisiones y revistas, pero nada.
Su padre le hace otras... pero no le encajan bien
Prueba a ponerse otras cosas... tampoco

Cuando su padre le pregunta dónde ha estado, él sin fuerzas para reconocer tanto fracaso, improvisa, fantasea. Por ahí empieza a resolverse la cosa.

No es que sea bueno mentir, pero puede llegar a ser más perjudicial no fantasear nunca. Los niños fantasean porque tienen nariz.
Los que no fantasean nunca corren un gran peligro.
Nombramos así como de pasada Un dragón a dieta, que se lo merece hombre, que es divertido.
Cádiz. Biblioteca Pública. 9 de noviembre 2007.
El día siguiente lo pasé suelto por las calles de la parte antigua de Cádiz que es ruidosa, aunque peatonal y bonita.

Por la tarde me esperaba un grupo de personas para que les contara cómo es eso de contar cuentos.
Cádiz. Biblioteca Pública. 8 de noviembre 2007.
(sesiones 182, 183 y 184)

En Iniesta me subí al coche atardeciendo, en Cádiz me bajé de madrugada.
La sensación de un vuelo interplanetario debe ser parecida.

Conté para un grupo de jóvenes por la mañana:

Para adultos por la tarde:
Por la noche en el PUB Pai-Pai, como colofón tuve que lidiar con una persona alcoholizada, pero sobre todo con un público que no se pué agunatá de bonico que era. Míralos:

Hay que ver lo que son las cosas. Cuando los locales se lo curran los cuentos fluyen. No teníamos nada contra la persona, pero su nivel de alcohol aconsejaba que se trasladara a otro bar donde no hubiera espectáculo. En la segunda parte no estaba. Kiko, te debo una. Gracias.

Un día completito. Sí, señor.


Cuenca. Iniesta. 7 de noviembre 2007.
(sesiones 180 y 181)

Empezamos en Iniesta la primera de un montón de de sesiones. Los niños se dividen en dos grupos según las edades, y hacemos dos pases. Ua buena idea, sin duda.


Contar muchos cuentos al mismo público es una cosa que no me suele pasar y por eso empiezo desde la primera sesión a estrenar historias. Si no, no me llega el repertorio hasta el final. Este día conté por primera vez "Estela". Sí, escrito ya estaba, pero no lo había contado nunca, juro. (tienes más detalles de éste en: http://www.pabloalbo.com/LIBROS/LIBROSestela.htm). También "El cascabel del gato", una estructura tradicional, un gato que busca su cascabel para que la dueña no le arree en el lomo con la escoba y tras preguntar al sofáquetodolotraga, a la escobaquetodolobarre y la mesaquepordebajotodolepasa lo encuentra dentro de la pecera. ¿Intuyen que inconfesable historia oculta este indicio?

lunes, 5 de noviembre de 2007

Toledo. Numancia de la Sagra. 2 de noviembre 2007.
(sesión 179)

Vuelta a Numancia de la Sagra, esta vez con “Cuentos de miedo que dan risa”. Allí sigue Pablo, el bibliotecario y los demás.

viernes, 2 de noviembre de 2007

Literatura infantil y juvenil en la SER. Viernes 2 de noviembre 2007
¡¡¡Papááá...!!! de Carles Cano

Una historia sencilla y cotidiana con la que sin duda se sentirán identificados los más pequeños.
Nos relata una serie de peligros que cualquier niño o niña vive a diario, cuando es llevado a la soledad de su habitación nocturna. Piratas, tiburones, séptimos de caballería, momias, monstruos terribles...

Pero si se tiene el suficiente resuello para pedir auxilio aparecerá
el superpapá que luchará con todo el mundo, echará la bronca a quien sea necesario y ahuyentará los peligros valiéndose de cualquier treta (incluso del bostezo).

Tiene una estructura circular que resuelve poco a poco y de una manera ingeniosa los peligros que ha ido planteando y está narrado con ese lenguaje fresco y directo que usa Carles y que hace que dé gusto leerle.

Complementado perfectamente por las divertidas ilustraciones que juegan con la geometría y el color de Paco Giménez con quien ya ha colaborado en otras ocasiones.
Alicante. Petrer. 31 de octubre 2007.

¡Qué frío! Otro año más, qué frío. ¡Y cuánta gente! Un año más cuánta gente. Hale, a contar historias de miedo la noche de Todos los Santos (por favor, no me sean horteras, no me la llamen de esa otra manera). En un castillo. En el de Petrer. Un año más un gusto volver a encontrar a Félix, y escucharle. Este año se asomó por allí Caoz también, y como no estaba Susana y Luisan y otras personas que contaban por primera vez. Un gusto. Y encima vino la familia. ¿Qué frío, eh?

¿Mi cuento? uno nuevo. Estrenar sí que da miedo, ay. "La resurrección de la carne de pollo", se llama. Es el primero que se asoma al mundo de la sesión que quiero poner de largo la temporada que viene: MATAMALA (previsor que es uno).


Que luego digan que la profesión de cuentista es todo coser y cantar. Que sepa todo el mundo que se pasa mal hasta que has terminado de hacer el cuento (que ya no es solo una idea). Que se pasa peor cuando ya lo has terminado pero no sabes si funcionará... tienen tantas piececitas y es tan complicado hacerlos echar a andar. Y que es un calvario hasta que te haces a ellos y ellos a ti y los conoces y te conocen... ay.

¡Pero que gusto cuando todo funciona!
(y lo has elaborado tú, con tu trabajo, que no se lo has copiado a nadie)


Hermana, gracias por las fotos, en secreto.

Toledo. Pantoja. 30 de octubre 2007.
(sesión 178)

¿Qué tienen los cuentos de miedo que nos hacen sufrir y gozar? Qué miedo y qué risa. Cuántos niños y cuántas madres y algún padre. Antes de empezar, Eva, la bibliotecaria, ya me advirtió: “Noche de Todos los Santos. Se llama así, como toda la vida”. Solo podía ir bien.
Lástima que se me olvidó echaros la foto. Mil perdones.

jueves, 1 de noviembre de 2007

Cuenca. Salmeroncillos de Abajo. Bibliobús. 24 de octubre 2007.
(sesiones 176 y 177)

Conocí a Alejandra en una biblioteca municipal de Cuenca. Ahora recorre la provincia en bibliobús. Se ríe todo el rato igualmente.

Nos encontramos en Salmeroncillos de Abajo. Vinieron también los niños de Torralba y tuvimos la oportunidad de compartir historias de todo tipo. Así un mezclaíto, de historias para un público mezclaíto. Estos niños distintas edades que están acostumbrados a compartir aula parecen tener el oído dispuesto a cuentos que a veces se cuentan a otras edades.

Cambiaron los libros en el bibliobús y contamos historias de miedo que dan risa. Dos sesiones tuvieron y aun costó levantarlos de las sillas a los muy canallas.


Al acabar, el conductor del bibliobús me indicó que había un camino largo y uno corto. Como no tenía cara de lobo, le hice caso. Me fui por el más corto. Y no mentía.
Albacete. Pozo Cañada. 24 de octubre 2007.
(sesión 175)

En Pozo Cañada nos juntamos para contar historias de adultos. Afuera llovía. En la biblioteca estuvimos calentitos. Seguramente ella sabía que era su día.

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