domingo, 21 de diciembre de 2008

Lo que es la vida

El 16 de diciembre, volvía a casa.
Paré a repostar y tomar un café en la Venta de San José.
Vi que tenía una llamada perdida.
Llamé.
"Eres Pablo" dijo una voz al otro lado.
"Sí, soy yo", respondí como persona sincera que soy.
"Mira, te voy a dar una mala noticia".
Recordé automáticamente que Patricia, mi madre y mis sobrinos se habían ido en el tren horas antes y que no había vuelto a saber de ellos. Me subió un calor hasta la cabeza, uno de esos calores que te suben a la cabeza cuando vas a recibir una mala noticia de los tuyos y me preparé para la tragedia «Lo que es la vida», me dije y llevaba razón.
"Has ganado el concurso "Vila d'Ibi".
"¡JODER!" dije con toda sinceridad.

Así fue la cosa.

El día 6 de enero se hará la entrega en Ibi, Alicante, en la casa de la cultura o el auditorio o... bueno, me informaré mejor.
La obra, Marabajo, la publicará Anaya en la colección Duende Verde. Según me han dicho se hará una presentación alrededor del 23 de abril (día antes o día después)

Te he dejado una referencia del premio y las primeras páginas de Marabajo en www.pabloalbo.com/LIBROS/LIBROSmarabajo.htm

Estoy contento y abrumado.

sábado, 20 de diciembre de 2008

Entrega premio Lazarillo

El día 15 de diciembre me entregaron el premio Lazarillo por la obra Diógenes.

De Diógenes tienes detalles en www.pabloalbo.com/LIBROS/LIBROS.htm si pinchas la palabra Diógenes.


La entrega del premio fue así:

Primero unos conejos blancos salieron tocando el violín y abrazaron al público.



Después un señor muy majo se puso a hablar para rellenar porque la concejala no llegaba.



Luego dieron los premios Platero, entre otros a Montserrat del Amo que fue prácticamente el primer premio lazarillo en 1960.
También a María José Gómez Navarro a quien admiro personalmente por su labor como editora en la literatura infantil de calidad.


Apenas me quedaban uñas cuando subieron Roberto Aliaga y Roger Olmos para recoger el Lazarillo en la categoría de álbum ilustrado.

Tienes detalles del álbum y de ellos en http://www.oepli.org/esp/actividades/laz_nota_2008.html


Al final me llamaron y salí desuñado, decido y valiente.


La foto es de mentira. La tuvimos que hacer después porque la fotógrafa se emocionó con la dedicatoria y pasó de todo.

La dedicatoria fue para Patricia la de los charcos, personaje fundamental en Diógenes y en mi vida.


Para mi madre que se merece nada más que todo lo bueno y para Paco, que no se acuerda de que soy su hijo pero mis hermanas y yo sí nos acordamos de que es nuestro padre.


Para mis sobrinos, “críticos implacables de mi obra”, dije, pero es mentira. Siempre han sido muy agradecidos y me han ayudado una barbaridad.No me los merezco.

Para las personas que estabais ahí en el acto y que daba mucha alegría veros. Allí estabais Pep Bruno, Catali (que no tardará en recoger el suyo, me juego un dedo), Belén...
Y como despedida una promesa para el hombrecito vestido de gris, los Batautos y el resto de lazarillos anteriores:“Voy a aprender a escribir”.

Uno sale muy valiente. La gente te dice “tú tienes costumbre de hablar en público”, pero tras la primera dedicatoria la emoción te desborda y terminas no sabiendo muy bien lo que dices ni lo que dejas de decir. No llegué a decirlo aunque lo tenía pensado peroeste premio es también para mis tres hermanas, que se merecen nada más que todo lo bueno (sí, exactamente igual que mi madre ¿qué pasa?)y para mis compañeros de la literatura oral de quienes tanto he aprendido en todos estos años.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

El libro de Claudia

Cuando mi sobrina era pequeña trajo a casa su primer libro, parecía un puñado de hojas grapadas, pero era su primer libro. Me lo regaló, sin darle importancia, casi sin darse cuenta creo yo. Pero a mí el detalle me encantó. No pude evitarlo. Fantaseé con aquella historia y cuando me di cuenta se me había convertido en un cuento. Ahora salió publicado en la revista Clij y yo, agradecido, se lo dedico.

lunes, 22 de septiembre de 2008

MATAMALA. Lo que callan los rincones.

Para uno Matamala es algo más una sesión nueva.
Llevo viviendo con ella más de un año.
Ahora, después de tanto tiempo de crear, ordenar, seleccionar, interiorizar, aprender, olvidar, visualizar... después de haber ido adelantándola, leída trocito a trocito, en entregas quincenales, en Cadena Ser Noroeste de Murcia, por fin ha visto la luz.

El viernes 19 y el sábado 20 tuvo lugar el preestreno en Albacete y Alicante de lo que ya es la sesión de cuentos "Matamala. Lo que callan los rincones".

Mirad que par de públicos he tenido que no me los merezco:


No puedo más que dar las gracias a los amigos y amigas que estuvisteis compartiendo conmigo la alegría de las palabras y los nervios y la inseguridad de lo desconocido.

El día 11 de octubre a las 23 horas haremos el preestreno en abierto.
En la Cafetería Medici, en San Gabriel
(C/Ramón Gómez Sempere, junto a la CAM)

Para los que no estuvisteis os cuento que Matamala fue un pueblo de aquellos que existieron en los años 30, 40, 50, 60 o por ahí, cuando había más moscas que coches, los coches llevaban los caballos por fuera y las calles eran de tierra para poder jugar a las canicas (aunque no había canicas)

Era de esos pueblos que a lo lejos se ven pequeños pero que se van haciendo grandes conforme te vas acercando, aunque tampoco mucho.
Tenía dos o tres calles, según como la miraras.

Matamala estaba cerca de Hierbabuena, localidad con la que, claro, mantenía una visceral enemistad desde el principio de los tiempos.
La patrona era la Virgen del mal yacer o La Gozosa, según fuera el cura que tocara.

Matamala fue uno de esos pueblos que tuvieron torre desde la que se lanzó un burro por el campanario cada año hasta que el cura se negó y los mozos decidieron tirar la torre. El cura se opuso, pero le miraron así y dijo "bueno, bueno, tirad la torre. Pero como tradición no os va a valer" y finalmente tiraron al cura y al año siguiente la torre y un año después empezaron un campeonato de mus con la conciencia tranquila y la satisfacción por el deber cumplido.

Vivimos la boda de Ladislao Pérez, el guardia civil (curiosamente tuve un abuelo en la vida real que se llamaba Ladislao Pérez, esto es cierto) experto en disolver tumultos de gente y grumos de bechamel, que para él era lo mismo: sacaba la porra y hale, hale, hale hasta que se disolvían. La novia fue Paca la panadera, nacida en Cente, provincia de Guadalajara, que terminó viviendo en Matamala por los avatares del destino. Como era deCente la acogieron bien, aunque los hombres empezaron a morir al poco de casar con ella. Terminaron diciéndole la viuda negra, pero siempre flojito y en su ausencia.

La boda... ¿pues que vamos a contar? Una de esas bodas en que los comensales empiezan a lanzarse miguitas de pan y terminan orientando a un piloto de Iberia que ha bajado a preguntar por la dirección hacia Cuenca.

También conocimos a Patricio, que le llamaban el desgarbao, auque él era poeta. Era poeta porque las palabras le habían elegido para que las retratara. Porque llamaba a los árboles por su nombre propio. Porque si cerraba los ojos era capaz de escuchar los pasos de las personas que habían pisado aquellas calles antes que él y si había silencio hasta llegaba a oír el transitar del mundo sobre sus antiguos ejes oxidados.

Era poeta especialmente por su manera de enamorarse. El pobre, fue a darle su primer beso a Roberta. Roberta era hija del cura. La habían hecho deprisa y corriendo y con apuro, fruto de alguna penitencia o un agacharse sin mirar. Fuertota y grande, aunque bien proporcionada, menos la cara que el Señor se la fue dejando para el final y con las prisas no le dio tiempo a rematarla.
Patricio descubre un mar adentro de aquella mujer "si la miras mucho rato se te arrugan las yemas de los dedos", llegó a decir...
Los labios de Roberta y Patricio fueron a juntarse en unas fiestas para indiferencia de la una y desgracia del otro.
Aunque parezca mentira, aquel encuentro dio lugar a LA LEYENDA DEL BESO.

En Matamala, gustaban mucho eso de las leyendas. La del beso, que contaba Patricio, era la más gustaba, pero había más: La del jabalí gordo, La del besugo sargo, la de la vieja del candil, y la de las mujeres canela. Esta última la cuenta Evaristo, el protestante, que empezó dando la lata porque le echaban a perder el bancal de maíz, cogió carrerilla y ahora se queja por todo.
Pues estando en un accidentado partido de fútbol, justo mientras hacían la repetición del gol a cámara lenta, le llegó un fuerte olor a canela. Cuando miró en la dirección de su origen descubrió a la que parecía ser la chica de la curva (que dobló así la esquina y desapareció). Evaristo fue con la intención de darle la bienvenida y... bueno, digamos que casi pierde la vida... o que casi la encuentra.


Pues eso, ya ha echado a andar esta nueva sesión.
Espero preestrenarla algunas veces más y darla a conocer al público el próximo enero.


www.pabloalbo.com
Si buscabas las fotos de las actuaciones, las tienes en www.pabloalbo.com/2008/2008.htm

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