viernes, 7 de diciembre de 2007

Madrid. Las Rozas. 29 de noviembre 2007.
(sesión 202)



Madre mía que de personas había en aquella biblioteca. Un montón. Menos mal que aquí cuidan su hora del cuento, más que eso. Me sentí constantemente apoyado por personas que hacían comprender a niños, niñas y madres (algún padre había también, es cierto) que los cuentos están hechos de palabras y que este material tan frágil necesita el silencio para sobrevivir y transmitirse.

Salimos vivos.

Y contentos.

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